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domingo, 21 de agosto de 2011

Salvaje Segura

Imaginen por un momento la preciosa Sierra de Cazorla, pero hace 30 años, sin masificación de turistas y sin senderos repletos de gente que cree que el camión de la basura va detrás de ellos recogiendo su mierda. Pues dejen de imaginar, porque esto existe en su vecina Sierra de Segura, un lugar sorprendente por su extensión, por su silencio, por su exhuberante vegetación y por los ríos de aguas puras que la recorren.

Hasta allí nos hemos trasladado para pasar unos días de calma y después de la experiencia he elegido un riconcito para enseñaros, la ruta Acebeas-Navalperal. Es esta, por su suavidad y su corta duración de apenas dos horas, una ruta ideal para iniciar a los peques de la casa en el mundo de la montaña.

En la carretera que cruza el parque y a tan solo 12km. de Siles, parte una pista forestal que nos adentra en un singular bosque impropio de estas latitudes, en el que podemos encontrar especies como acebos, arces, robles y donde especies como las hiedras trepadoras conviven en perfecta armonía con el espliego y bajo la hegemónica presencia del pino laricio, tan característico de esta sierra. Conforme ganamos altura la vegetación se transforma en piornal y lastonar, desapareciendo la vegetación anterior.

Esta ruta bien la podemos acabar en una caseta de vigilancia forestal, o en la cumbre del Navalperal, a escasos metros de ella y con 1620m. de altitud. Cualquiera de las opciones, aunque podemos realizar las dos, nos permitirá contemplar cumbres como el Yelmo (1809m.), Mentiras (1897), Banderillas(1993) y cerrando el horizonte la inconfundible silueta de la Sagra con sus 2383m.
Nosotros elegimos la variante que lleva a la caseta forestal, donde tuvimos el placer de charlar con un guarda, que instalado en una casi perpetua soledad, se alegró de nuestra visita al igual que nosotros de su labor.




camino de las acebeas

Mulhacén, la rosa de los vientos

Llegando al refugio Poqueira
A principios de Junio decidimos subir a la cumbre del Mulhacen, la más alta de la península ibérica con sus 3482m. de altitud. Para ello nos dirigimos a la bella población de Capileira, en la alpujarra granadina, unas tierras que parecen haberse desprendido desde el edén, ya que si este existe no debe ser muy distinto a esto.

La ruta comienza en el area recreatva Hoya del portillo, donde debemos dejar los coches. Partimos de una senda a mano izquierda, que bien señalizada nos hará llegar al refugio de Poqueira. Durante todo este trayecto disfrutaremos a nuestra izquierda de las vistas de la gran cuerda de "tresmiles" que comienza en el Caballo y cruza todo el macizo de Sierra Nevada hasta llegar al Picón de Jeres que más tarde admiraremos desde la lejanía.

Una vez en el refugio, tomamos dirección NO por la seenda que nos lleva al margen derecho del río Mulhacén, que remontaremos disfrutando de los bonitos tramos que este ofrece, adornados por las cuevas de nieve formadas gracias al deshielo. Este río nos lleva hasta el refugio vivac La Caldera, donde un poquito antes de llegar tuvimos que enfundarnos ya los crampones, para mayor seguridad y comodidad. Desde este refugio contemplamos nuestro objetivo, que parece atraernos mágicamente con su gran manto blanco, pero para llegar a el debemos superar una gran pala de más de 400m. de desnivel. En el tiempo que se tarda en superar la última pala a uno le da tiempo de reir, de llorar, de pensar ¿que se me ha perdido aquí?, o de planificar la próxima visita a esta o a otra cumbre. Pero lo que si es verdad es que la sensación que ofrece la alta montaña no tiene parangón, la espiritualidad y el encontrarse con uno mismo, el querer permanecer aquí durante el máximo tiempo posible y un sinfín de pensamientos...


Laguna de La Caldera


Llegamos a la cumbre, donde los que coronaban este como su primer 3000 tuvieron su merecido "bautizo montañero". Después de esto a comer y aunque no nos apetecía a nadie teniamos que ir pensando en bajar al mundo de los mortales.

Bautizo montañero
La bajada la llevamos a cabo por la loma del Mulhacén, que cubierta por una perfecta capa de nieve nos hizo disfrutar como niños. Mas tarde llegamos al Alto del chorrillo, y bordeando la Loma de piedra blanca llegamos al punto de partida.

Unas diez horas hemos ocupado en esta experiencia maravillosa, que a mi particularmente, después de unos años sin hacer alta montaña me ha hecho sentir de nuevo eso que solo aquí se puede sentir.
Un paseo entre las nubes